La Meditación «no hagas nada»

En algunos artículos previos (La meditación; Meditación zen y satori) hemos descrito la meditación shamata, basada en la observación de la respiración u otro soporte, que tiene la gran virtud de cultivar el hábito y la capacidad de la concentración, así como de calmar la mente de pensamientos agitados. También hablamos de la meditación vipassana, basada en la observación no reactiva de cualquier percepción o pensamiento que aparezca, que tiene la capacidad de entrenar la ecuanimidad, otro importante factor de iluminación. Ambas clases de meditación tienden a diluir y hacer desaparecer el ego de la experiencia presente; sin embargo, si se realizan con la intención de lograr concentración, ecuanimidad, o destrucción del ego, pueden tener el efecto paradójico de fomentar las actitudes intencionales, o dirigidas a objetivos, una de las principales componentes de lo que solemos identificar como el propio ego. Ese reforzamiento de la auto-identificación egoica se puede convertir así en uno de los principales obstáculos que impiden la visión no-dual o iluminación.

Por otra parte, la instrucción directa «haz vipassana sin ninguna intención» puede crear un efecto paradójico o doble vínculo de imposible solución. La meditación «no hagas nada» trata de salir sutilmente de esa situación paradójica rompiendo a la vez con la obsesión egoica con que todo comportamiento del cuerpo o la mente tiene que tener una intencionalidad, pero lo hace sin proponerlo explícitamente.

Según el maestro Michael W. Taft (véase el enlace de arriba), un tipo de meditación muy similar se llama shikantaza («solo sentarse») en el budismo zen, dzogchen en el budismo tibetano, y es practicada también en el Advaita Vedanta o hinduismo no dual. Tendría también antecedentes en el «sentarse y olvidar» de los antiguos taoístas (La filosofía taoísta y el arte de vivir). El famoso maestro Krishnamurti llamó a esta actitud meditativa «conciencia sin elección».

Según Michael W. Taft, las instrucciones completas para la meditación «no hagas nada» son sentarse y no hacer nada. Eso es todo. Sin embargo, la mayoría de la gente suele necesitar algo más de detalle que eso, así que desarrolla la instrucción de la siguiente manera:

No importa a dónde vaya tu mente. Puede ir a todo tipo de distracción, y eso está bien.

No estás tratando de meditar de ninguna manera.

Simplemente te das cuenta cuando piensas que estás haciendo algo y lo dejas ir, lo sueltas.

Si sientes que estás atrapado en un pensamiento, lo dejas ir, lo sueltas.

Si sientes que estás atrapado en una emoción, suéltala.

Si sientes que estás atrapado en la meditación, suéltala.

Si sientes que estás luchando por soltar, suéltalo, deja ir esa lucha.

Si sientes que estás constreñido o restringido en tu cuerpo, tus emociones o tu mente, suéltalo, deja ir ese sentimiento.

Simplemente mantente relajado lejos de toda tensión, constricción o sensación de que estás haciendo algo.

Tienes que (no) hacer esta meditación todo el tiempo que desees. Asegúrate de que tu conciencia sea clara y que no te estés desvaneciendo o adormeciendo. Sin embargo, el maestro Alexander Poraj, de la línea Nube vacía, nos recomendaba en un sesshin que no tratáramos de hacer nada si, en meditación shikantaza, empezábamos a adormecernos, pues la propia caída de la cabeza al comenzarnos a dormir nos despertará de nuevo. Creo que esta instrucción es completamente coherente con la técnica que comentamos.

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